La reacción ciudadana
ante el drama que está sufriendo la
población Siria debe ir más allá de la acogida a los refugiados que huyen del
conflicto, debe servirnos para preguntarnos por sus causas y actuar sobre
ellas. Lo que está pasando en Siria no es una novedad, ya otras poblaciones han
vivido o están viviendo la violencia, pero no ocupan titulares en los
periódicos. Es necesario que esta reacción de solidaridad dé lugar a políticas
concretas, antes de que los medios dejen de contar la realidad de estas personas.
Desde el partido Por Un Mundo + Justo exigimos medidas de urgencia que atiendan a las
víctimas y exigimos medidas de fondo que actúen sobre las causas.
Acoger
a los que piden asilo
El fracaso de la UE en
la gestión de los cientos de miles de refugiados que acuden pidiendo asilo no
es compatible con el Tratado de Lisboa donde se recoge que uno de los pilares
fundamentales que debe regir la política exterior de la UE es el respeto de los
derechos humanos. Es urgente un esfuerzo coordinado para atender a la víctimas de esta crisis desde un enfoque
de derechos y no de asistencialismo. El problema es de una gran magnitud pero
de ninguna manera se trata de algo inabordable si realmente existiera un
compromiso en recursos y medios. De forma inmediata requiere establecer un
programa de reubicación y reforzar la red de acogida mediante un esfuerzo
coordinado entre las administraciones, las organizaciones no gubernamentales y
la participación de la sociedad civil, que tan decididamente ha salido a
ofrecer su ayuda.
Reducir
las muertes en el Mediterráneo
El aumento sobre el control
y el cierre de fronteras no es una solución, no va a impedir que lleguen a Europa
aquellos que huyen de un sufrimiento
intolerable y buscan asistencia y protección. Solo servirá para hacerles aún
más vulnerables porque tendrán que utilizar rutas cada vez más arriesgadas y
supondrá dejarlos a merced de mercaderes
y traficantes de personas. Si el objetivo es acabar con las mafias e impedir
las muertes en el mediterráneo, hemos de proporcionar una alternativa segura, legal y gratuita de
entrada a los solicitantes de asilo que llegan a la UE o que ya están en ella.
No
comerciar con la violencia
No podemos ignorar que España, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, es el séptimo exportador internacional de armas. Tal como señala el Informe "Estadísticas españolas de exportación de material de defensa, otro material y tecnologías de doble uso en el año 2014", elaborado por el Ministerio de Economía y Competitividad, España vendió material en 2014 por valor de 3.203,2 millones de €. Esto no sería posible sin la connivencia del gobierno español que ha permitido a la industria suministrar armamento a zonas en conflicto y a países que violan los Derechos Humanos. Entre ellos destacan los 292,9 millones de € a Arabia Saudí pero también hay países como Turquía (243,7 millones), Egipto (107 millones de euros) o Indonesia (112 millones) sin olvidar la venta de armamento a Reino Unido y Francia que mantienen una intervención directa en países en conflicto como Siria, Libia, Mali, o la República Centroafricana.
Hacemos un llamamiento a la ciudadanía
para que exija que el Gobierno y el Parlamento español garanticen que las
exportaciones respetan escrupulosamente las disposiciones del Tratado sobre
Comercio de Armas (TCA) y presione para que cese el apoyo a la industria
armamentística, porque sus beneficios están impidiendo el desarrollo de los
pueblos y generando muerte y sufrimiento.
Presionar
a nivel internacional
Una acción coordinada a nivel
internacional podría acometer un Plan de Paz: que exija a todas las partes la aplicación de
un alto el fuego inmediato, que corte las fuentes de financiación o la
posibilidad de que los actores armados puedan adquirir armamento y que permita
la entrada de asistencia humanitaria a las zonas afectadas.
Trabajar
en la construcción de paz
Pero si realmente
queremos poner fin a la violencia hemos de replantear valores y prioridades.
Tenemos la oportunidad de poner los medios para construir una paz verdadera a
través de la educación y el desarrollo. Impedir el
drama humano que genera la guerra, requiere de un compromiso decidido de todos
por la Construcción de paz y orientar nuestras acciones hacia la
transformación de los conflictos violentos en relaciones más pacíficas y
sostenibles, facilitando herramientas a la población para resistir a la
violencia y apoyando a iniciativas civiles de paz.
Cada 21 de septiembre la
ONU invita a celebrar el Día Internacional de la Paz dedicado a reforzar los
ideales de la paz en todas las naciones y pueblos del mundo. Este año, con el
lema «Colaboradores por la paz, dignidad para
todos», quiere resaltar la
importancia de que todos hemos de trabajar juntos para lograr la paz.
Desde el partido Por
Un Mundo + Justo pedimos un
compromiso firme de nuestros gobernantes por la promoción de la Cultura de la
Paz. Apostemos por la resolución no violenta de los conflictos poniendo en
valor el respeto, el diálogo, la cooperación, la confianza y la solidaridad en
todos los ámbitos de nuestra vida, también en nuestras decisiones políticas.