viernes, 18 de septiembre de 2015

Un compromiso por la Cultura de la Paz


 La reacción ciudadana ante el drama que está sufriendo  la población Siria debe ir más allá de la acogida a los refugiados que huyen del conflicto, debe servirnos para preguntarnos por sus causas y actuar sobre ellas. Lo que está pasando en Siria no es una novedad, ya otras poblaciones han vivido o están viviendo la violencia, pero no ocupan titulares en los periódicos. Es necesario que esta reacción de solidaridad dé lugar a políticas concretas, antes de que los medios dejen de contar la realidad de estas personas. Desde el partido Por Un Mundo + Justo exigimos medidas de urgencia que atiendan a las víctimas y exigimos medidas de fondo que actúen sobre las causas.

Acoger a los que piden asilo

El fracaso de la UE en la gestión de los cientos de miles de refugiados que acuden pidiendo asilo no es compatible con el Tratado de Lisboa donde se recoge que uno de los pilares fundamentales que debe regir la política exterior de la UE es el respeto de los derechos humanos. Es urgente un esfuerzo coordinado para atender  a la víctimas de esta crisis desde un enfoque de derechos y no de asistencialismo. El problema es de una gran magnitud pero de ninguna manera se trata de algo inabordable si realmente existiera un compromiso en recursos y medios. De forma inmediata requiere establecer un programa de reubicación y reforzar la red de acogida mediante un esfuerzo coordinado entre las administraciones, las organizaciones no gubernamentales y la participación de la sociedad civil, que tan decididamente ha salido a ofrecer su ayuda.

Reducir las muertes en el Mediterráneo

El aumento sobre el control y el cierre de fronteras no es una solución, no va a impedir que lleguen a Europa  aquellos que huyen de un sufrimiento intolerable y buscan asistencia y protección. Solo servirá para hacerles aún más vulnerables porque tendrán que utilizar rutas cada vez más arriesgadas y supondrá  dejarlos a merced de mercaderes y traficantes de personas. Si el objetivo es acabar con las mafias e impedir las muertes en el mediterráneo, hemos de proporcionar  una alternativa segura, legal y gratuita de entrada a los solicitantes de asilo que llegan a la UE o que ya están en ella.
 
No comerciar con la violencia

No podemos ignorar que España, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, es el séptimo exportador internacional de armas. Tal como señala el Informe "Estadísticas españolas de exportación de material de defensa, otro material y tecnologías de doble uso en el año 2014", elaborado por el Ministerio de Economía y Competitividad,  España vendió material en 2014 por valor de 3.203,2 millones de €. Esto no sería posible sin la connivencia del gobierno español que ha permitido a la industria suministrar armamento a zonas en conflicto y a países que violan los Derechos Humanos. Entre ellos destacan los 292,9 millones de € a Arabia Saudí pero también hay países como Turquía (243,7 millones), Egipto (107 millones de euros) o  Indonesia (112 millones) sin olvidar la venta de armamento a Reino Unido y Francia que mantienen una intervención directa en países en conflicto como Siria, Libia, Mali, o la República Centroafricana.

Hacemos un llamamiento a la ciudadanía para que exija que el Gobierno y el Parlamento español garanticen que las exportaciones respetan escrupulosamente las disposiciones del Tratado sobre Comercio de Armas (TCA) y presione para que cese el apoyo a la industria armamentística, porque sus beneficios están impidiendo el desarrollo de los pueblos y generando muerte y sufrimiento.


Presionar a nivel internacional

Una acción coordinada a nivel internacional podría acometer un Plan de Paz:  que exija a todas las partes la aplicación de un alto el fuego inmediato, que corte las fuentes de financiación o la posibilidad de que los actores armados puedan adquirir armamento y que permita la entrada de asistencia humanitaria a las zonas afectadas.

Trabajar en la construcción de paz

Pero si realmente queremos poner fin a la violencia hemos de replantear valores y prioridades. Tenemos la oportunidad de poner los medios para construir una paz verdadera a través de la educación y el desarrollo. Impedir el drama humano que genera la guerra, requiere de un compromiso decidido de todos por  la Construcción de paz y orientar nuestras acciones hacia la transformación de los conflictos violentos en relaciones más pacíficas y sostenibles, facilitando herramientas a la población para resistir a la violencia y apoyando a iniciativas civiles de paz.

Cada 21 de septiembre la ONU invita a celebrar el Día Internacional de la Paz dedicado a reforzar los ideales de la paz en todas las naciones y pueblos del mundo. Este año, con el lema «Colaboradores por la paz, dignidad para todos», quiere  resaltar la importancia de que todos hemos de trabajar juntos para lograr la paz.

Desde el partido Por Un Mundo + Justo pedimos  un compromiso firme de nuestros gobernantes por la promoción de la Cultura de la Paz. Apostemos por la resolución no violenta de los conflictos poniendo en valor el respeto, el diálogo, la cooperación, la confianza y la solidaridad en todos los ámbitos de nuestra vida, también en nuestras decisiones políticas.