viernes, 13 de junio de 2014

Los centros de la vergüenza


            El próximo 15 de junio (#15J) se celebra por segundo año consecutivo una campaña respaldada por diversas organizaciones sociales para pedir el cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros, los CIE. ¿Por qué?

            Se trata de hacer visible lo invisible. Diversos informes de organismos internacionales y varias sentencias del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos se han pronunciado con contundencia. Aun aceptando que los extranjeros que no disponen de permiso de residencia están cometiendo una irregularidad, esto no es más que una falta administrativa no es un delito. Por eso, es algo muy serio someterlos a la privación de libertad. La legislación europea y la española sólo justifican el internamiento como último recurso, como una medida excepcional y no como la primera respuesta ante la detención. Pero ya sabemos con cuanta facilidad hacemos de la excepción, la norma.

            En los CIE sólo hay pobres, o mejor dicho, personas criminalizadas por estar empobrecidas, que si de algo son culpables es de soñar con una vida mejor. Pero contrariamente a lo que podemos pensar, muchas personas son nuestros vecinos y vecinas que acaban en los CIE por carecer de residencia a pesar de llevar muchos años en España. Son personas muy arraigadas en nuestro país, incluso con hijos españoles, pero que cuentan con una orden previa de expulsión. Algunos no han llegado a regularizarse y otros no han podido renovar sus tarjetas de residencia, frecuentemente por haber perdido su empleo y en no pocos casos porque a pesar de haber estado trabajando muchos años, no pueden aportar un contrato de trabajo.

            Cuando el Estado priva de libertad a una persona se convierte en garante de sus derechos, en especial de su vida y de su salud. Sin embargo, a poco que se ahonde sobre las condiciones de vida en los CIE se observa que estos centros no cumplen unas mínimas condiciones de habitabilidad, que sufren un desmedido hacinamiento y que no disponen de una mínima atención sanitaria. Pero además a los internos se les incomunica, se les retira su teléfono móvil, no se les permite usar un ordenador para ponerse en contacto con sus familias o con su abogado y ni siquiera se les explica cuál es su situación legal.

            Los Centros de Internamiento para Extranjeros son una vergüenza, son cárceles que atentan contra el Estado de Derecho. Es necesario visibilizar esta realidad tan desconocida aún y deben ser cerrados de manera inmediata.http://15jdiacontraloscie.wordpress.com/